Los Terkos: Identidades definidas por la violencia | Ya no estoy aquí

Una interpretación del verdadero mensaje (Spoilers)

LuisFer
5 min readMay 30, 2020
“Los Terkos” en Ya no estoy aquí

Cuando se estrenó Los Olvidados de Luis Buñuel la mala recepción y crítica fue tan negativa por parte de la audiencia que tras una semana de exhibición la cinta tuvo que ser retirada de los cines por “ser inapropiada”.

El filme cuenta la historia de los barrios marginados de la Ciudad de México que contrastaban directamente con la supuesta modernidad que se estaba viviendo en el país en la década de 1950. Tras 70 años del estreno de Los Olvidados, encuentro un paralelismo con Ya no estoy aquí de Fernando Frías pues el estreno de la cinta en Netflix levantó una ola de comentarios polémicos sobre su temática.

Las identidades

Es sabido que Nuevo León y específicamente Monterrey y su área metropolitana es una de las poblaciones más clasistas y discriminatorias de México. Por esta razón, lo retratado en la cinta resulta confrontativo con la audiencia, que opta por minimizar la situación, voltear la mirada o hacer burla de su planteamiento.

El regiomontano se jacta de su modernidad y calidad de vida, sin embargo quien goza de esta realidad son los sectores privilegiados. Sectores responsables de un desarrollo urbano que deja fuera las necesidades de la ciudad por privilegiar únicamente el capital. La cinta no aborda directamente la discriminación, pero el subtexto de marginación social está constantemente retratada con los contrastes del barrio con los edificios de San Pedro, el municipio más rico de LATAM.

Monterrey, N. L.

La cinta es cruda y plantea situaciones complejas para los protagonistas. Las actitudes de algunos personajes incluso pudieran parecer algo bukowskianas debido a su falta de motivación por mejorar. Pero con una lectura más profunda nos damos cuenta estos no tienen la capacidad de transformar su realidad.

En Los Olvidados el personaje de Pedro es puesto a prueba por el Director de la correccional para volverlo un buen individuo, pero al encontrarse en el barrio Pedro fracasa y expresa su frustración con la frase “Quiero ser bueno pero no sé cómo”. Y es que en esta realidad los individuos no poseen las herramientas psicológicas y emocionales para cambiar su vida.

De acuerdo a Eckhart Tolle la mente replica lo que ya conoce, por eso muchas personas repiten situaciones de violencia, no precisamente porque lo prefieran, sino porque es la forma en que saben comportarse. No conocen otras conductas, así que no pueden aplicar acciones distintas y si deciden hacer un cambio únicamente lo pueden hacer con lo que el mismo barrio les ofrece.

Funeral de Isaí

Este es el caso de Jeremy e Isaí, al final de la cinta desarrollan su vida con los recursos que el mismo barrio les da: el narcotráfico y la religión. Isaí se une a un grupo criminal, hecho que lo termina llevando a la muerte. Jeremy por otro lado corre un destino “mejor”, pues al final de la cinta se le ve dirigiendo un grupo de jóvenes cristianos, refugiandose en la fe ante la realidad en la que vive.

En contraste ante esa realidad, antes de que Ulises huya a Nueva York, el elemento de expresión que los unía y que les da un sentido de pertenencia era Los Terkos, la cumbia, el baile y el barrio. Elementos de los que Ulises no se desprende durante su viaje y donde constantemente lucha para reafirmar su identidad en una cultura a la que no pertenece.

Sin embargo vemos como su estilo y gustos únicamente generan indiferencia o una aversión directa por parte de la comunidad hispanohablante. La frase “Pinche puñetas quisieras ser negro pero ni te sale, güe” describe muy bien a Ulises, un terko, aferrado a su identidad y estilo de vida, lo que contrasta directamente con la identidad “americanizada” de sus roomates.

Irónicamente una asiática es el único personaje que llega a sentir interés por Ulises. Lin es un personaje que sirve en la historia para explicarle a la audiencia cómo es que funcionan las pandillas y la razón de los símbolos que utilizan. También es el personaje más libre de prejuicios, al ser totalmente ajena a la cultura de Ulises permite una aproximación auténtica e inocente.

Ulises no es capaz de reinventarse mientras está en Nueva York. Únicamente tras drogarse con resistol y ya totalmente alienado, es cuando acepta que tiene que abandonar aquello que lo define. Hecho que se refleja en la renuncia a sus largas patillas.

Los estragos de la violencia

El final de la cinta parece que acaba sin dejar un mensaje claro… si se deja fuera el contexto. En el largometraje se presenta a los medios de comunicación como un recurso que explica la situación del país. Recordemos que alrededor del 2010 se vivió un gran ola de violencia en la ciudad.

En la última secuencia vemos a un grupo de personas obstruyendo las avenidas más importantes del estado como un resultado de la violencia. Los protagonistas de esto fueron Los tapados, grupos que en 2009 salieron a protestar por supuestos abusos de la autoridad.

Esta violencia es lo que termina de cambiar la identidad de Ulises, pues al regresar se encuentra con un Monterrey mucho más violento. Ya sin sus Terkos, sin lugares para la cumbia y ya sin su habitual vestimenta de cholo colombiano.

Al final vemos a Ulises sobre una placa inconclusa mientras las patrullas recorren la zona. El personaje vuelve a la misma realidad, se refugia en las cumbias y se queda ahí contemplando el caos de la violencia… al igual que todas las personas en una realidad sin oportunidades.

Aquí un video con comentarios del ensayo con pensamientos más superfluos

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