¿Por qué culpamos a las víctimas?

Sesgos, ideas y razones que perturban nuestro juicio al hablar de hechos violentos.

LuisFer
7 min readJan 29, 2022

La Ley de Herodes

Hola, soy Luis Fernando. Vivo en México, un país con una tasa de impunidad del 94.5% y un promedio de 80 asesinatos al día. Pero no se preocupen, a mi nunca me ha tocado nada de eso… bueno, solo una vez me asaltaron afuera de mi casa, pero no pasó a mayores.

Imagen de la Revolución

Un muerto de hambre me siguió en una avenida, al doblar para dirigirme a casa me llamó y al voltear el sujetó me encañonó pidiéndome mi celular… pero no pasó a mayores. La segunda vez fue en el centro de Monterrey pero esta vez me di cuenta. Aprendí que uno tiene que estar con la mirada arriba, muy atento a lo que sucede a su alrededor. Por eso noté cuando me siguió y por eso me pude poner a salvo antes de que se me aproximara.

Para evitar eso en un futuro… ¿Con eso ya está? ¿Se trata de responsabilizarme de no ser víctima? ¿Es suficiente para sentirme seguro y evadir potenciales crímenes? Eso quiere decir que si te pasa algo malo es porque seguramente no estás atento a lo que sucede.

Sí, si te pasa algo es por güey, por la hora a la que andas en la calle, la ropa que traes o por andar en un lugar solo u oscuro. Aquí tienes que andar al tiro porque la única ley en este país es la Ley de Herodes, y si no te cuidas o te chingas o te jodes.

Así que… normalicemos la violencia, culpemos a las víctimas y promovamos la portación de armas (¡yei!). Viva el ejército, viva la revolución, viva México Bárbaro.

La negación de la violencia

Seguridad. Que bonito, nos hace sentir bien, sentir a salvo. Nos libera de ese estrés que nos trae la incertidumbre y el peligro. ¿Pero la seguridad es real o es solo una sensación que nos gusta?

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¿Qué garantía tenemos de nuestra seguridad? Pregunta incómoda porque uno no anda por ahí viviendo sus días pensando en que algo malo puede pasarle. ¿Pero en qué basamos esa certeza de que vamos a estar bien? ¿Fe o solo saber identificar las situaciones peligrosas?

Porque puedes creer que el crimen solo está en los barrios ¿no? ¿O que solamente extorsionan a la gente que tiene dinero? ¿O que solamente a los que se meten a la maña es a quienes les afecta? Tal vez solo a los que tienen poder, porque se los quieren quebrar ¿No?… Tal vez a los que no tienen poder ¡Porque son los que no pueden defenderse!

No es tan sencillo. La realidad es que todos somos potenciales víctimas, creer que como individuos podemos evitarlo o que estamos totalmente exentos solo nos lleva a culpar a las víctimas o a negar el problema de la violencia.

La violencia está en todas partes en un sentido casi literal. Cito esta frase del libro El Regalo del Miedo: Signos de Supervivencia Que Nos Protegen de la Violencia/The Gift of Fear: Survival Signs That Protect Us From Violence.

En un sentido muy real, el agua que se agita en el océano no se mueve; de hecho la energía es la que se mueve a través de ella. En este mismo sentido, la energía de la violencia se mueve a través de nuestra cultura. Algunos la experimentan como una ligera pero molesta brisa fácil de tolerar. Otros son destruidos por ella, como con un huracán.

Nos gusta creer que la violencia está limitada a ciertas situaciones, por eso hay una negación en función de excluirse de ese océano de violencia. Así sentimos que a nosotros no nos va a pasar nada malo pero lo peor es que creyendo esto terminamos justificando o normalizando cualquier situación de violencia.

Cada quién tiene… ¿Lo que se merece?

Este 2022 el expresidente Luis Echeverría, uno de los responsables de la Masacre de Tlatelolco cumplió 100 años en su mansión con todas las comodidades y privilegios que acumuló a lo largo de su vida. Viendo este tipo de cosas ¿Tú crees que el mundo es justo?

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Literalmente aquí la respuesta depende de la creencia de cada quién. Hay quien a secas cree que sí, que siembras lo que cosechas y que tu vida se refleja al 100% en tus actos. Hay quién cree en el poder, en la ley del más fuerte y la justicia por mano propia. Algunas religiones creen en la justicia divina ya sea en esta vida o después de la muerte.

No importa si tu creencia está basada en la moral, religión o el poder. En un nivel consciente sabemos que en este mundo cosas malas pueden pasarle a cualquiera, incluso a las personas buenas. Pero en un nivel más profundo de nuestras creencias normalmente asumimos que el mundo es justo. Al final de cuentas lo que tu quieres sentir es la certeza de que vas a estar bien gracias a tus actos o creencias.

Y es que sería desesperante y desesperanzador creer y asumir que el mundo es horrible, injusto y que uno no es más que una potencial víctima.. Lo que sí, es que los datos ahí están. Cosas malas le pueden pasar a cualquiera (y muy seguramente te vayan a pasar). Ya sea por causa humana, por alguna situación azarosa o de la naturaleza como un terremoto, sequía o volcán.

A diferencia de un desastre natural que se perciben como inevitables, la gente siente que tiene un poco más de control con el convertirse en víctima de un crimen, creen que pueden tomar acciones para protegerse.

Por tu culpa, por tu culpa ¡Por tu gran culpa!

Tendemos a buscar alguna explicación a las cosas que suceden. Cuándo creemos que el mundo es justo y que la gente obtiene lo que merece podemos explicar y racionalizar cualquier injusticia. Algunos psicólogos se refieren a este fenómeno como el “El fenómeno del mundo justo”. Bajo esta creencia, el individuo protege la ilusión de que cosas horribles nunca le podrían pasar. Por eso cuando le pasa algo malo a alguien o se lo buscó o Dios lo castigó.

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Este tipo de sesgos afecta nuestro juicio, como también el sesgo de atribución fundamental. Que solo toma en cuenta el comportamiento de las personas mientras ignora todas las fuerzas externas y las variables que juegan un un rol. O el sesgo de comprensión retrospectiva (hidsight), que cuando analizamos un evento pasado tendemos a creer de que pudimos haber sido capaces de predecir y evitar situaciones. Lo que hace parecer a la víctima como alguien que pudo haber previsto lo que le pudiera ocurrir.

Además de esto, los medios de comunicación influyen en la forma en que se percibe a las personas. Cuando las notas y reportajes se centran en la víctima (aunque se haga en un sentido empático) tienden a incrementar la percepción de culpa en la víctima. Mientras que las historias que se enfocan en el perpetrador del crimen son menos propensas a provocar esa reacción.

Atender las causas

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La tendencia a negar la violencia y a culpar a las víctimas son un mecanismo de defensa para afrontar las malas noticias. También puede ser una combinación del fracaso de empatizar, con un miedo provocado y alterado por el instinto de autopreservación. El problema con esto es que sí, es un placebo que nos hace sentir bien pero nos impide identificar y señalar las causas reales de la violencia para efectivamente trabajar en erradicarla.

Ese es el verdadero problema con la negación de la violencia. Que aunque te hace sentir seguro, en realidad aumenta la posibilidad de ser victimizado.

Tal vez asumir el potencial peligro que supone estar vivo y el reconocer que uno puede ser vulnerado en cualquier momento genera mucha ansiedad, sí. Pero la solución no es escuchar lo que queremos, sino ver esa ansiedad y reconocer que el problema va más allá de nuestros actos. No enfocarse en eliminar la ansiedad con nuestros sesgos, sino eliminarla con cambios reales, que van a los orígenes del problema.

Reconocer el problema y el potencial peligro que representa es un elemento clave para saber que la situación se repetirá y eventualmente habrá otra víctima. Por eso encuentro un valor muy relevante en las personas que alzan la voz, porque comprenden que mientras se siga negando y justificando el problema, las consecuencias nunca se van a ir. Y así cuando ya no te engañas y enfrentas esa realidad y ansiedad, lo único que te queda es atender toda causa.

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